Te dejé ir el sábado 22 de noviembre y no voy a mentir, te llevaste un pedazo de mí contigo. Pero está bien, te lo ganaste. Te escribo para contar todo lo que fuiste y sobre todo lo que seguirás siendo para mí y para nuestra familia.
Pibo, Pibo, tanto amor. Me diste 9 años de puro amor, libre e incondicional. 9 años de hermosos momentos, de risas y de sorpresas. Te desee tanto durante tantos años, que cuando llegaste fuiste mi mejor amigo, mi compañero y mi hermano.
Cómo olvidar esa palabra prohibida: "vamos"... salías disparado a la puerta.
Invadías mi espacio personal todo el tiempo, donde yo estaba tu querías estar, ponía una cartulina en el suelo para dibujar y te acostabas encima, te dejaba la ventana derecha del carro y te subías encima mío porque querías la izquierda, te acostaba en el final de la cama y te acostabas en mi almohada; siempre era mejor estar donde yo estaba.
Me enseñabas que linda podía ser la vida, disfrutando al máximo de dormir, de comer torta en cada cumpleaños, de pasar en familia, de ser feliz visitando buenos lugares, jugando en la playa. Todo es sencillo si de verdad disfrutas lo que tienes, y tú nos tenías a nosotros.
Me hacías una mejor persona. No lo voy a negar a veces estaba cansada para sacarte a pasear o tenía ganas de seguir durmiendo los domingos en lugar de bañarte, pero estabas ahí y lo merecías todo. Me enseñaste a cuidar, a ser responsable y a sentir el peso y el valor que significaba tener una vida a mi cargo. Sobre todo me enseñaste a compartir y a no ser egoísta, a amar tener que darte un pedazo de mi sánduche cuando tenía mucha hambre y a dormirme pegada a la pared porque estabas profundamente dormido en toda mi almohada, y todo esto sin sentir ni un centímetro de arrepentimiento. Aprendí a ser buena y a intentar con todas mis fuerzas de hacerte sentir bien incluso cuando ya no lo estabas, porque tu así lo hacías conmigo.
Y para terminar (porque este post podría ser eterno) nos diste tanto cariño y tantos besos a cada uno de nosotros, que eras en realidad la felicidad de nuestra casa. Por eso, como alguien me dijo, cuando despiertes en una nueva vida, serás un alma buena y serás feliz.
Pauli, que lindo post. Sé lo que es querer con todo el corazón a un perro, aunque yo no pude disfrutarlo tanto como tú a Pibo. Me alegro que hayas tenido un amigo así en tu vida, recuerdalo siempre, el te estará esperando en el lugar donde está ahora. Gracias por compartir!
ResponderEliminarGracias Carlos! era implorante compartirlo con ustedes <3
EliminarSe me partió el corazon al leer este post yo tengo aun a mi perrita y la amo con mi vida! A veces uno no se da cuenta como lo vida pasa tan rapido! Pero q bueno q pudists disfrutarlo x muchos años! <3 abrazos
ResponderEliminarGracias Ari! disfruta a tu perrita :)
Eliminar